“Les pedimos su ayuda”, dijeron las Abuelas, con una mirada seria en sus rostros. “Hay trabajo que hacer, es un trabajo importante y se puede hacer”, asintieron.
“La tierra es sagrada”, decían, “Ya se los hemos dicho muchas veces. Es verdad. La tierra, el aguas, las rocas, el aire, todo es sagrado. Los pueblos antiguos sabían que la tierra estaba cargada de la presencia de Dios y la honraban. Ahora hay que revivir de nuevo este viejo modo de vida”, dijeron. “¡Ahora! La vida es divina. Todas las formas de vida son divinas. USTEDES”, me señalaron, “son divinos. Es hora de que la divinidad de la vida sea reconocida de nuevo. Ya es hora”, declararon, asintiendo lentamente con la cabeza.
“Si no reclaman lo sagrado de la vida aquí y ahora, la tierra sufrirá y ustedes también. ¿Ven lo que está pasando?”, preguntaron. “Incendios, inundaciones, derretimiento del hielo, devastación sobre su Madre. Ella ya está sufriendo”, gritaron. “Ella ama a sus hijos, pero sus hijos están profundamente dormidos, sus hijos no son conscientes de lo que son. Sus hijos no se tratan a sí mismos con respeto, ni tratan a su Madre con respeto. Entonces, ¿qué puede hacer Ella? gesticulaban frustradas las abuelas. “Todo esto debe cambiar”, dijeron, moviendo la cabeza con firmeza. “Debe cambiar AHORA.
“Les pedimos que empiecen hoy a recobrar la conexión sagrada con su Madre. Hónrela”, dijeron. “Inclinen la cabeza ante Ella. Vayan a los lugares de poder en la tierra que aún son vibrantes y vivos. Todavía quedan algunos de ellos”, dijeron las Abuelas. “Oren en estos lugares poderosos y hagan una ceremonia sencilla. Traigan flores, harina de maíz, ceniza sagrada, enciendan una vela. ¡¡¡¡Hagan algo!!!!” gritaron.” Déjenle saber a su Madre que la reconocen y la aman. Reactiven estos lugares sagrados en la tierra y ellos a su vez despertarán a otros. ¡A trabajar!
“Pronto irás a Irlanda”, dijeron, “y luego a Bélgica y Holanda”. Las miré, sorprendida de que mencionaran esto. Estos lugares están listos para cobrar vida”, dijeron, “listos para cobrar vida plenamente. Conéctenlos con la Red de Luz”, dijeron. “lámennos, llamen a todas las formas de lo Divino y pídannos que reactivemos el modelo sagrado dentro de la tierra. Debajo de la tierra en cada lugar hay una conexión sagrada con la Red de Luz. Lo activaremos, pero necesitamos que primero nos pidan que esta conexión se lleve a cabo. Para restaurar el vínculo sagrado entre los seres humanos y la tierra, entre la tierra y el cielo, debemos trabajar a través de los seres humanos. Ayúdenos”, gritaron.
“Sí, abuelas”, dije, mi voz se ahogaba. “Haremos esto. Trabajaremos con la tierra en Irlanda, Bélgica y Holanda. Trabajaremos con la tierra y las aguas de toda la tierra. Se los prometemos”, dije. “¡Amamos a nuestra Madre y lo haremos!”
Por favor, únanse a nosotros para dar poder a la Red de Luz para re santificar el vínculo entre lo humano y la tierra, entre la tierra y el cielo. Habrá una Reunión de la Red de Luz cerca de New Grange en Irlanda del 13 al 15 de septiembre, en Oostmalle, Bélgica el 18 de septiembre y cerca de Groesbeeke, en los Países Bajos del 20 al 22 de septiembre. Únanse a nosotros sí pueden y si no pueden venir físicamente, llamen a la Red de Luz y únanse con nosotros mientras reverentemente reactivamos esta conexión sagrada a través de nuestro planeta. Gracias
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Las Abuelas nos llevan a trabajar con la Red de Luz para proteger la tierra durante estos tiempos de cambio en nuestro mundo. Según la ciencia, la Red de la Luz es la construcción viva más grande del Universo. Ancla la luz por todo el cosmos y actualmente mantiene firme a nuestro planeta. Para aprender más sobre el Gran Concejo de las Abuelas y cómo trabajar con la Red de Luz, visite
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Para mantener la tierra estable durante estos tiempos tan inestables, difundimos el mensaje de las Abuelas y enseñamos a otros a trabajar con la Red de Luz. Esto lo hacemos como servicio, así que no hay cargo.